Abandonado

Ya no pían los gorriones
en el alféizar de mi ventana.

Su pícaro revuelo cesó.

Desde que las sombras se asentaron
en sus márgenes,
sólo el silencio se erige
–denso–
como una cortina opaca.

Ya no hallo sus pardas plumas
sostenidas por el viento de la tarde;
ni sus pequeñas pisadas
en la arenisca disuelta.

Me abandonaron, igual que el polen derramado,
y ahora las migas de pan enmohecen
y supuran su herrumbre de despedida.

Abandonado

Tren de largo recorrido

El tren de largo recorrido,
captura al vuelo el brillo
de un atardecer
sobre un techo enlatado.
La luz imprime el fotograma
de un cielo nublado
sobre la retina de una ventana,
dejando al alcance de la mano
la grandiosidad de la benevolencia
de un padre creador.
La tarde bosteza
bajo las chirriantes pisadas
de un camino de hierro,
realzando la belleza
de un horizonte cobrizo.
Y la tranquilidad llega
a la acurrucada figura de un alma
sobre el mullido sillón
de una estancia pasajera.

Tren de largo recorrido