Luz

Dame luz.

Dame los cegadores reflejos
de una pared encalada;
los brillos deslumbradores
arrancados a la piel
de la plateada agua;
el quemador soplo áureo
del sol.

Dame la claridad
del amanecer;
la luminosidad del estío;
el fulgor de las horas
abrasadoras.

Dame el resplandor envolvente
de unas persianas levantadas,
el de las cortinas descorridas,
el de las puertas abiertas
de par en par.

Dame luz
y color
y diafanidad,
que ya tendré tiempo
de opacarme
cuando me engullan
las perpetuas penumbras
exhaladas
por las hambrientas fauces
de la tierra.

Luz