Esquela

Llevo una esquela
guardada en el bolsillo;
plegada en cuatro dobleces
custodia mi nombre
en su interior.

Silenciosa pero persistente,
me recuerda la vigencia
de mi fugacidad.

Existo, pero no soy:
salvo unos signos de tinta
emborronados
sobre un papel que amenaza
amarillear hasta su desintegración.

Esquela